lunes, 30 de marzo de 2009

Plan Badajoz
Unas 5.000 familias llegaron a partir del mes de abril de 1952 a los «pueblos blancos» que el franquismo había construido para ellos a la vera del río Guadiana con la promesa de «redimir a estos magníficos y sufridos labradores de las pardas tierras extremeñas» (Franco, 1945).
Era el famoso Plan Badajoz, que el pasado 5 de abril cumplió 50 años.
Aquellos colonos, que hace medio siglo llegaron casi con lo puesto al oasis de la España seca, dejando atrás la miseria y el paro, son hoy los padres y abuelos de una generación de jóvenes con más oportunidades que ellos pero también con muchas más necesidades. Lo cierto es que viven en una de las zonas más prósperas de la región extremeña y quizá también con más futuro si se consolida al fin lo que a juicio de los expertos fue la gran carencia del Plan Badajoz: el desarrollo de una industria capaz de comercializar y dejar en estas tierras el valor añadido de cada producto agrario.
Sirva como ejemplo que hoy en día buena parte del tomate transformado que se vende en los comercios de medio mundo se cultiva en estos campos: 130.000 hectáreas de fértiles tierras de regadío que en 1952 eran estériles campos de secano.
El plan Badajoz supuso la construcción de los principales embalses que tiene Extremadura, como el pantano de Orellana, Cíjara, García Sola o Puerto Peña y Montijo. Miles y miles de kilómetros de canales de riego y más de 100 pueblos nuevos.
El proyecto franquista hubiera salido mejor si los regadíos se hubieran complementado con fábricas transformadoras.
localidades, Guadiana del Caudillo, Hernán Cortés, Valdelacalzada, Conquista, Villafranco del Guadiana, y tantos otros.

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